25.11.2015 - OPINIÓN

Un pueblo dentro de un país

Por Ramon Terrassa i Cusí
(Director general de Acción Cívica y Comunitaria de la Generalitat de Catalunya)


“¿De dónde sois?” A todos nos lo han preguntado muchas veces, ¿verdad? El Pueblo Gitano  catalán puede responder con certeza que este 2015 ya hace 600 años que es de Catalunya. Fue el gitano Tomàs de Sabba quién en noviembre de 1415 recibió un salvoconducto estando en Perpiñán, y desde entonces se repiten referencias documentales de la presencia de gitanos arraigados en nuestro país.

El gobierno catalán tiene la voluntad de dedicar todo el 2016 a conmemorar este aniversario de seis siglos con un programa de actuaciones que se construirá de la mano del Consejo Asesor del Pueblo Gitano, órgano de participación que ayuda a las administraciones a aplicar medidas para equiparar en oportunidades a los gitanos con el resto de la población, porque a pesar de que desde hace décadas existe la igualdad en el plan legal, desde el siglo XV hasta la primera mitad del XX se han encadenado todo tipo de medidas para discriminar, asimilar o eliminar a los gitanos. El 30 de julio de 1749 se llevó a cabo un intento de genocidio: la Gran Redada o miércoles negro, cuando miles de gitanos fueron encerrados en prisión y condenados a galeras por orden del Marqués de La Ensenada, y provocó una desaparición masiva. Los supervivientes aprendieron a esconder su condición para evitar nuevos males.

Los estereotipos y prejuicios precarizaron a los gitanos, obligados a “desgitanizarse” si querían prosperar, en un régimen de facto de apartheid hasta la llegada de la democracia. En cualquier conversación con gitanos de edad avanzada las referencias a la Guardia Civil, a la Ley de Vagos y Maleantes o al servicio militar dan pie a relatos llenos de amargura y recuerdos de dolor vivido.

El Pueblo Gitano es la minoría étnica más grande de Europa, con una población estimada de unas 90.000 personas en Catalunya, donde los últimos años el gobierno y el Parlamento le han reiterado tanto el reconocimiento de haber sido víctima de un genocidio histórico continuado como el valor de su cultura.

Actualmente se aplican más de un centenar de medidas para la equiparación social en educación, trabajo, salud, vivienda y cultura, con resultados en todos los ámbitos, pero todavía con mucho camino para recorrer.

Esta conmemoración del 600 aniversario tendrá eco dentro de la comunidad gitana, pero hace falta que llegue al conjunto de la sociedad para promover la cultura gitana como parte de la cultura catalana, en el marco del trabajo colectivo de construcción de un país nuevo, adalid en Europa en derechos, participación y oportunidades para todo el mundo, respetuoso y satisfecho también de su diversidad.

 

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