10.06.2015 - OPINIÓN

Bellas palabras para Pedro Zerolo

Por Diego Luis Fernández

Solo se me ocurren bellas palabras para glosar la figura de un gran hombre con el que hemos compartido mucho trabajo y muchos sueños. Tuve la satisfacción de conocer a Pedro Zerolo hace casi dos décadas, en el Madrid de finales de los noventa. El tiempo pasa deprisa, pero en este momento se me agolpan multitud de situaciones que vivimos juntos.

He admirado de Pedro su enorme capacidad dialéctica envuelta con cariño de dulzura vehemente, su capacidad de crear equipos de trabajo con personas que proveníamos de diferentes sectores sociales, su fuerza contagiosa que impregnaba cada reunión de pasión por la libertad. Pero, sobre todo, siempre le admiré por su capacidad de respetar el protagonismo de cada uno de los movimientos sociales. Esto es muy importante porque las minorías desfavorecidas no solo quieren conseguir objetivos políticos sino que necesitan protagonizarlos, salir de la tormenta con la ayuda del viento, pero con nuestro propio empuje.

Pedro sabía muy bien la injusticia que ha sufrido el Pueblo Gitano a lo largo de los años pero estaba convencido que su misión no era ser la voz cantante sino un compañero de viaje que ayuda con sus mapas, con sus contactos, con su experiencia. Sabía que somos los gitanos a quienes nos corresponde ser dueños de nuestra propia historia.

Acabo de llegar de la capilla ardiente instalada en la Sala de Cristal de la Plaza de la Villa, en el antiguo edificio del ayuntamiento de Madrid. Junto con otros gitanos he transmitido el pésame a su familia, y especialmente a su compañero, a quien yo no conocía. Su compañero, al tiempo que nos dábamos un abrazo agradeciendo nuestra presencia, me insistía una y otra vez en el cariño, la admiración y el respeto que Pedro siempre tuvo por el Pueblo Gitano. "Quiero que lo sepas, él nunca dejaba de hablar de los gitanos, os llevaba muy dentro". Lo sé, lo sabemos... Por eso, yo también creo, tal como ha expresado Juan de Dios Ramírez-Heredia en un comunicado, que Pedro merece el título de gitano de honor. Descanse en paz.

 

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