25.03.2015 - BURGOS

Un programa pionero ofrece apoyo social y formativo a reclusos gitanos

La de Burgos es la tercera prisión de España que incorpora una iniciativa de estas características, desarrollada por la asociación Unión Gitana, de reciente creación en la ciudad y que forma parte de la Unión Romaní

 


Rafael Borja, Keilan Borja y Silvia García, de Unión Gitana, a la entrada del centro penitenciario / Diario de Burgos

Cuando los promotores de la asociación Unión Gitana, de reciente creación en Burgos, se pararon a pensar en qué le faltaba al colectivo de esta etnia en la ciudad enseguida cayeron en la cuenta de que había un vacío de cierta trascendencia. ¿Qué ocurre con la población reclusa gitana? ¿Alguien le acompaña, le escucha y atiende sus demandas desde la empatía que da pertenecer al mismo grupo? Ante la negativa de la respuesta se afanaron en realizar un programa de atención específica a este colectivo que recibió todo el respaldo del centro penitenciario y comenzaron a desarrollarlo, con apoyo de voluntariado, el pasado mes de octubre.

Ahora esta iniciativa ha recibido una inyección económica por parte de los fondos del IRPF (la equis de los gastos sociales en la declaración de la renta) que Unión Gitana recibirá a través de la asociación de ámbito nacional Unión Romaní a la que pertenece, lo que facilitará que haya dos profesionales dedicados a implementar todas las actividades que incluye el programa. El educador social Kelian Borja explica que los reclusos gitanos, en general, participan muy poco en la oferta formativa o de ocio que ofrecen los centros penitenciarios y pasan muchas horas en el patio “con el riesgo que esto conlleva de peleas o enfrentamientos; además, suele ser un grupo que  se relaciona poco con el resto de los internos”. Por esta razón, Unión Gitana ofrece sus actividades no solo a los gitanos sino a todos los internos con el objetivo de favorecer una mayor interrelación.

En estos cinco meses se ha organizado un taller de alfabetización con el objetivo de que los jóvenes gitanos -la media de edad del grupo con el que trabajan no supera los 30 años- puedan obtener el carnet de conducir y tener más oportunidades en el mercado laboral una vez salgan de prisión. Para hacerles más fácil esta labor, ya que muchos presentan dificultades de aprendizaje, cuentan con medios audiovisuales y material didáctico adaptado de la Dirección General de Tráfico. En este sentido, también dan charlas sobre seguridad vial encaminadas a la sensibilización sobre la prevención de accidentes.

“La respuesta está siendo muy buena y hemos formado ya un grupo de unas veinte personas, no solo gitanas, que están deseando que lleguemos a prisión para hablar de otros asuntos que no tengan que ver con su vida dentro de la cárcel”, explica la también educadora social Silvia García.

Unión Gitana ofrece, por otro lado, un servicio de intervención con las familias que lo demanden de cara a conocer la situación de sus hijos o cónyuges y de acompañarles en los trámites que precisen como comunicaciones, trámites, jurídicos, visitas o permisos. El objetivo de la asociación es dar una respuesta “real” a una población que necesita, a su juicio, atención especializada. “Vamos a implementar medidas alternativas de reinserción que sirvan tanto de paso entre el centro penitenciario y la sociedad, como de acción preventiva del ingreso en prisión; estudiar, revisar y hacer un seguimiento de los casos detectados; promover la reinserción social y laboral de los usuarios con itinerarios de normalización y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los usuarios”, añadió Borja, quien resaltó que el colectivo realiza, además, una labor de mediación en todas aquellas gestiones administrativas que los reclusos, y también exreclusos, precisen: acompañamiento a aquellas personas que tengan permisos o que hayan sido acreedoras del tercer grado, documentación, ayudas sociales, gestión de pensiones, etc.

El mediador intercultural de Unión Gitana, Rafael Borja, destacó que la de Burgos es la tercera prisión en España con un servicio de estas características: “En Valladolid hace 17 años que se está desarrollando en la cárcel de Villanubla con muy buenos resultados reconocidos tanto por parte de la población reclusa como de Instituciones Penitenciarias, y hay otro proyecto en Sevilla que lleva a cabo la Unión Romaní”.

Y como no solo de estudios y charlas se vive, la asociación ofrece a los internos talleres de flamenco y cultura gitana con la intención de participar en las fechas señaladas dentro de prisión.

 

(Angélica González; Diario de Burgos)

 

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