15.07.2014 - OPINIÓN

Mano negra

Por Marcos Santiago Cortés

Cuando me enteré de que cientos de vecinos de Estepa se levantaron en armas y antorchas contra una familia gitana sospechosa de cometer robos con fuerza me sentí sorprendido, pues las provincias de Sevilla y Cádiz son conocidas por su flamencura, es decir, por su tendencia al mestizaje. Por eso me ha costado mucho orientar este artículo hacia una denuncia de prácticas racistas cometidas por andaluces. Pero por muchas causas de justificación que tengan que ver con el hartazgo del ciudadano honrado hacia los delincuentes, lo ocurrido no tiene otro nombre.

En todas partes hay delitos y en todo lugar los delincuentes tienen madres e hijos que no roban, y por eso juzgados y tribunales están todos los días a rebosar de gente exigiendo justicia, pero también de familiares pidiendo otra oportunidad.

Pero en este caso todo lo institucional se ha obviado. Las redes sociales erigidas como fabricas de nazismo y seguramente acaudilladas por una mano negra convocan una manifestación disfrazada de protesta que se expande como la espuma porque va contra gitanos y entonces triunfa fácilmente porque, repito, la red, al poder esconder los rostros, es el espacio idóneo para maltratar a la democracia con impunidad. Las Fuerzas de Seguridad, que saben lo que se avecina, no piden refuerzos, el alcalde no prohíbe la manifestación y el pueblo entonces se ve con el libertinaje de tomarse la justicia por su mano (bueno, la injusticia, porque se ha saltado a la torera la presunción de inocencia).

Ha sido una omisión política imperdonable.

 

(Diario de Córdoba)

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