04.10.2012 - FRANCIA

Arde un campamento de gitanos en Marsella

La ira racista de decenas de vecinos convierte en cenizas un campamento de gitanos rumanos

 


Las llamas devoran los restos del campamento / Thierry Garro

Una treintena de vecinos de un barrio al norte de Marsella decidió tomarse la justicia por su mano el pasado jueves 27 de septiembre. Al atardecer, se presentaron en un campamento de gitanos rumanos, les obligaron a huir de forma inmediata y acto seguido prendieron fuego a todo lo que dejaron tras de sí sus habitantes, que llevaban menos de un mes asentados en el lugar.

Por muy inverosímil que parezca, ante esta expulsión totalmente ilegal, premeditada y desproporcionada, la policía no realizó ningún arresto porque "no se registraron casos de violencia física", según reconocieron fuentes de las fuerzas de seguridad galas.

Pero lo más bochornoso del caso es que las autoridades locales no sólo no condenaron el violento acto ni instaron a depurar responsabilidades, sino que se "comprendió la exasperación de los vecinos", tal y como declaró Samia Ghali, alcaldesa de los distritos 15 y 16, de donde procedían los miembros de la incendiaria turba.

Éstos llevaban días avisando a las autoridades que intercedieran en el campamento, en el que se habían asentado unas 35 personas, tras haber interpuesto varias denuncias contra sus habitantes por problemas de convivencia. Ante la falta de actuación de los responsables del gobierno local, los vecinos prendieron fuego a las pertenencias que las familias dejaron tras de sí. Al parecer, pudieron huir con sus caravanas.

Este caso no es remoto, y nos recuerda a los escandalosos incendios de campamentos rromà que asolaron a Italia durante el año 2008, tras sufrir estigmatización continua por parte del Gobierno de Berlusconi y sus socios de ultra derecha de la Liga Norte.

Viene al caso recordar los precedentes, puesto que no podemos olvidar que durante el mes de agosto el Gobierno de Hollande realizó varios desalojos de campamentos gitanos que ya despertaron la voz de alarma entre las organizaciones gitanas y de derechos humanos. Si el Gobierno estigmatiza a un colectivo y les expulsa, ¿no estará fomentado este tipo de actuaciones?

Manuel Valls, ministro del Interior francés, quien está gestionando los desalojos y quien está manteniendo conversaciones con las autoridades rumanas para solucionar los problemas de los rromà en sus países de origen, declaró tras conocer el ataque a este campamento que "en un Estado de derecho sólo la policía y el ejército están facultados para recurrir al uso de la fuerza". Pero según parece, sus palabras han llegado demasiado tarde.

 

Silvia Rodríguez Gómez

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