18.04.2012

La reforma del sistema es una necesidad urgente para los rromà

por Valeriu Nicolae

Los pequeños avances no son suficientes para detener la corriente negativa general en lo relativo a la exclusión social de los gitanos. Estos pequeños pasos hacia adelante pronto se volverán irrelevantes si no se lleva a cabo una reforma seria.

La Unión Europea muestra todos los signos del racismo estructural cuando se trata de los rromà. Las políticas europeas y nacionales destinadas a lograr la inclusión social son incoherentes y dan lugar a la aceleración de la exclusión social y a una peligrosa polarización de las comunidades mayoritarias y la rromà.

Ya escribí en otra ocasión acerca de esta crisis, pero ahora me gustaría proponer una solución que podría reparar la irresponsabilidad de los burócratas a cargo de las decisiones relativas tanto a los gitanos, como a los no gitanos. La solución podría ser la convocatoria de una evaluación independiente y crítica de la actuación de la Comisión Europea para con la población gitana durante los últimos 20 años. Dicha evaluación podría llevar a una reforma rigurosa y muy necesaria, incluyendo una mejora institucional y política, tanto a nivel de la UE, como en los gobiernos nacionales. Dicha evaluación debe ser solicitada por el Parlamento Europeo.

 

Incoherencia

La Comisión Europea proporciona, con diferencia, la mayor cantidad de dinero destinada a la integración social de los gitanos. El dinero se distribuye de manera directa a través de la CE (un pequeño porcentaje), y a través de los Estados miembros (una cantidad mucho mayor), previa consulta con la CE.

Las decisiones sobre las líneas de financiación y las cantidades son tomadas en Bruselas, tras procesos de consulta a nivel nacional en gran medida erróneos. Los gobiernos prefieren involucrar a partes interesadas no críticas en estas consultas y, por otra parte, impulsar su propia agenda, que, normalmente, no es más que un ejercicio diplomático para guardar las apariencias. Nunca logran tomarse en serio la integración de los gitanos. Como en la CE no se tiene experiencia en las cuestiones de los rromà, y la poca que se tiene en los gobiernos nacionales es muy limitada, la mayoría de veces los resultados son líneas de financiamiento que no tienen sentido y mediante las cuales los logros son escasos.

Hay organizaciones no gubernamentales sin experiencia en los asuntos objeto de la UE que obtienen fondos para proyectos que no se puede aplicar de manera efectiva. Esto se traduce en una grave crisis en la confianza en el seno de la sociedad civil gitana y entre la población mayoritaria y los rromà. Por desgracia, es bastante extraño que las ONG gitanas tengan la experiencia financiera y técnica necesarias para implementar los Fondos Estructurales.

En varios casos, los fondos de la UE han dado apoyo a políticas contradictorias. Por ejemplo, los fondos han servido tanto para proyectos de segregación, como de desegregación. Han aumentado la estigmatización de los rromà (por ejemplo, proporcionándoles puestos de trabajo como barrenderos) y han luchado contra el antigitanismo mediante campañas de sensibilización las cuales, según algunos críticos, sólo han servido para reforzar los estereotipos negativos sobre los gitanos.

En la actualidad, la CE reconoce que los gitanos siguen siendo el grupo étnico más discriminado de Europa, y que el nivel de antigitanismo sigue siendo peligroso. Existen declaraciones de la CE desde hace 20 años sobre el mismo tema. Paradójicamente, sin embargo, ningún estudio menciona los fracasos en los numerosos proyectos para los rromà financiados mediante dinero europeo. Después de tantos proyectos aparentemente exitosos, ¿dónde están las importantes mejoras que podríamos esperar ver? Puede ser relevante que la cantidad real de dinero utilizada por la Comisión para hacer frente al antigitanismo sigue siendo una pequeña fracción, en comparación con lo que se gasta para combatir la discriminación contra otros grupos vulnerables.

Según los documentos disponibles, la CE ha hecho cosas espectaculares y no ha hecho nada mal. Podemos observar la misma situación cuando investigamos los documentos oficiales de los Estados miembros. No hay fracasos, sólo ejemplos positivos. Sin embargo, la realidad sobre el terreno presenta un marcado contraste.

Los informes encargados por la CE son “purgados” antes de ser publicados para eliminar cualquier crítica contundente, que pueda interferir en las futuras carreras de los burócratas en funciones. Algunos de estos informes han demostrado, en el pasado, ser poco más que recopilaciones de textos antiguos. Y las recomendaciones diluidas presentes en todos estos costosos informes han sido ignoradas.

La forma en que los Fondos Estructurales se diseñan actualmente (centrados en la prestación de servicios sociales) llevan a la desaparición de muchas organizaciones no gubernamentales centradas en la inclusión social y en la lucha contra la discriminación. Algunos se han adaptado y se han convertido en proveedores de servicios sociales. El principal problema de este enfoque es que, en el caso de los rromà, las ONG reemplazan el papel de las administraciones locales y de los servicios públicos para las comunidades gitanas. Esto conduce a una “guetización” de la cuestión gitana y al traspaso de la responsabilidad a las ONG gitanas y a organismos que carecen de poder de toma de decisiones y de poder administrativo para abordar adecuadamente cuestiones tan complejas. El resultado es cada vez más peligroso: la polarización de los rromà y de las mayorías sociales.

 

El racismo estructural

En 1974, David Hughes y Kallen Evelyn definieron el racismo estructural como las desigualdades arraigadas en la forma en la que sociedad opera, la cual niega, de manera significativa, el acceso y la participación en las principales instituciones sociales a una cantidad considerable de personas de determinados grupos raciales.

Ahora echemos un vistazo a la Comisión Europea. Un simple estudio relacionado con las conferencias relacionadas con los rromà organizadas por la Comisión Europea en Bruselas durante los últimos dos años, muestra que menos de 1 de cada 5 ponentes tiene experiencia real y de campo en los problemas de los rromà. En este contexto, es imposible llevar a cabo un debate significativo durante estas reuniones. Las recomendaciones formuladas por los expertos fueron y siguen siendo, en gran medida, ignoradas. Por otra parte, ninguna de las personas en puestos de media o alta dirección que trabaja en las cuestiones de los rromà posee una demostrada experiencia académica o práctica en estos temas; y lo mismo sucede con los gabinetes de los Comisarios. Peor aún, las personas que asisten a estas reuniones provienen de sociedades donde las encuestas muestran que más del 70% de la población opina que los rromà son inferiores a la población mayoritaria. ¿Podemos contar con que están libres de prejuicios?

Irónicamente, la actual Comisaria para los Rromà proviene de Luxemburgo -el único país de la UE, que alega no tener rromà y que posee una política específica para mantenerles alejados. Ella no tiene experiencia alguna en cuestiones relacionadas con los gitanos, ni nadie de su gabinete tampoco. La otra persona más competente a cargo de los asuntos rromà es una burócrata de Chipre, un país con muy pocos gitanos. Ella tampoco tiene experiencia demostrada en estos temas. Si bien estas y otras personas que trabajan en este tema pueden tener las mejores intenciones, esto simplemente no es lo adecuado. No podemos esperar unas recomendaciones o políticas útiles y pertinentes de gente sin conocimientos o experiencia.

A pesar de su cifra (con una población estimada de entre 10 y 12 millones en la UE, cifra que supera a los habitantes de algunos países de la UE), los gitanos tienen una representación muy escasa -eso en el caso de tener alguna- en todas las estructuras de la UE.

Por lo tanto, ¿es racismo estructural? Se ajusta a la definición: el funcionamiento de la Comisión parece limitar el acceso y la participación de los gitanos.

 

Una evaluación crítica e independiente de la Comisión Europea

La burocracia europea en los cargos directivos medios y altos no tiene experiencia probada, pero tampoco ninguna responsabilidad o incentivo para llevar adelante políticas rigurosas dirigidas a la población gitana. Estas políticas requerirían importantes compromisos financieros y una reforma seria en la CE y a nivel nacional. Las críticas, la reforma y una constante supervisión deberían ser una obligación, pero a nadie le gustan mucho. Las carreras en Bruselas se construyen mediante un fuerte apoyo político, sutilezas diplomáticas y pragmatismo. Los buenos discursos, las medidas de cara a la galería y el hecho posponer las inversiones financieras importantes durante el tiempo en que un alto y un medio gerente de la CE se encargan de las cuestiones de los rromà, parecen ser la mejor manera de preservar intactas las posibilidades de una exitosa carrera en la CE.

Yo propongo una evaluación crítica e independiente de la actuación de la Comisión para con la población gitana. Este sería un buen primer paso. El Parlamento Europeo podría iniciar esta medida, como una manera de asegurarse de que el próximo ciclo financiero de la UE llevará al progreso, en lo relativo a los rromà. La evaluación debería analizar la eficiencia tanto de los mecanismos institucionales, como financieros, y debería exponer sin censuras las recomendaciones para conseguir unas  mejoras. Una investigación similar es necesaria en el caso de los Estados miembros.

La finalidad de este ejercicio no sería ni avergonzar, ni culpar a nadie. Muchas personas bienintencionadas y realmente excepcionales, tanto en la UE, como en las estructuras nacionales, se están esforzando realmente al máximo para ayudar. Desafortunadamente, trabajan dentro de un marco institucional y político que diluye sus esfuerzos y, a veces hace que estos esfuerzos se vuelvan inútiles por completo.

El principal problema en este momento no es que no haya progreso. De hecho, ha habido algunos progresos. Sin embargo, los pequeños progresos no son suficientes para detener la corriente negativa general  en lo relativo a la exclusión social de los gitanos. Estos pequeños pasos adelante pronto se volverán irrelevantes si no se implementa una reforma seria.

 

(Valeriu Nicolae es fundador y presidente del Centro de Política para los Rromà y las Minorías de Bucarest. Su libro, ¡Somos los rromà! Mil Años de discriminación ha sido publicado por Seagull Books este año)

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