01.10.2010

SARKOZY HA GANADO UNA BATALLA PERO NO HA GANADO LA GUERRA

Y pasó lo que nos temíamos. Lo que preveíamos que podía acontecer. Sobre todo después de oír las manifestaciones de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países que integran la Unión Europea tras la Cumbre de Bruselas del pasado día 16 de septiembre. Permitan que no lo digamos nosotros, que podríamos ser acusados de parciales, y seguramente con razón. Lo han dicho los periodistas especializados y los analistas políticos más independientes. Estos son algunos titulares:

 

- Bruselas se pliega a Sarkozy en la polémica sobre la expulsión de los gitanos.

 

- La Comisión Europea renuncia a sancionar a Francia.

 

- Bruselas recula y acepta las explicaciones de Francia.

 

- Francia se felicita por salir "con la cabeza alta".

 

- Bruselas renuncia a sancionar a Francia por discriminación contra los gitanos.

 

- El Elíseo se felicita por la decisión de la Comisión Europea.

 

- El Ejecutivo comunitario da por bueno el argumento de Sarkozy de que las deportaciones fueron justas y legales.

 

- La comisaria Reding da por hecho que Francia no terminará ante la justicia.

 

- Pulso político sobre derechos fundamentales de la UE. Bruselas cede ante Francia en las expulsiones de los gitanos.

 

- La Comisión Europea renuncia a expedientar a París por discriminación0.

 

- La acusación de discriminación era muy grave y los comisarios europeos no se han atrevido a mantenerla sobre todo, por no enfrentarse a Francia.

 

Y como estos, muchos más.

 

La Comisión Permanente de la Unión Romaní, reunida con carácter de urgencia para estudiar el comunicado hecho público por la Comisión tras su reunión de ayer en la que durante más de dos horas estuvieron discutiendo sobre las deportaciones de gitanos rumanos y búlgaros efectuadas por el Gobierno francés, debe hacer las siguientes precisiones:

 

Primera: Manifestar, una vez más, nuestra profunda decepción por el resultado final de la deliberación efectuada por los señores Comisarios. La transcripción de los anteriores titulares, que hacemos nuestros, pueden ser un buen catalizador de nuestro estado de ánimo.

 

Segunda:  Una vez más los dirigentes políticos de nuestras instituciones europeas se pierden en una maraña de palabras que al final no dicen nada nuevo que no se haya dicho con anterioridad. Pero esta terminología, donde se mezcla todo, donde se habla de obligaciones jurídicas al tiempo que se tratan programas sociales, donde se detectan incumplimientos formales de las Directivas europeas pero se dice que la Comisión vela por el cumplimiento de los Derechos Humanos consagrados por los Tratados, al final siempre acarrean perjuicios para los más débiles e indefensos.

 

Tercera: El punto 2 de la Declaración de la Comisión es buena prueba de ello. Dice que “Los Estados miembros son responsables y tienen derecho a adoptar las medidas para proteger la seguridad y el orden público en su territorio”. Cosa que nos parece bien y necesario. Pero al mismo tiempo dice la Comisión que los Estados, “al hacerlo, deben respetar las normas establecidas en la Directiva de 2004 sobre la libre circulación”. Evidente incongruencia cuando la Comisión sabe y los expertos saben que Francia todavía no ha hecho la transposición de esa Directiva a su Ordenamiento Jurídico nacional. Razón que debería ser suficiente, a la vista del trato que los gitanos hemos sufrido en los últimos meses, para que se iniciara un expediente sancionador. No se ha hecho. Y condescendientes con el Elíseo, como con los malos estudiantes, la Comisión le ha dado a Sarkozy una plazo de dos semanas para que, al menos, le mande un borrador donde exprese de que forma va a implementar la Directiva de la Libre Circulación a sus propias leyes nacionales.

 

Cuarta: Es a todas luces evidente que el Gobierno francés ha violado los derechos fundamentales de los ciudadanos de la Unión Europea. Ha actuado de forma discriminatoria contra los gitanos rumanos y búlgaros y lo ha hecho contra ellos por razón de su pertenencia a una minoría étnica. Así lo ha visto el mundo entero (menos los que, evidentemente, no lo quieren ver). Pero, sobre todo,  lo ha visto el Parlamento Europeo que aprobó días pasados una Resolución modélica condenatoria de las deportaciones francesas y así lo expresó la semana pasada la Comisaria de Justicia, Viviane Reding cuando dijo: “Estoy personalmente convencida de que la Comisión no tendrá otra salida que abrir procedimientos de infracción contra Francia: por una aplicación discriminatoria de la directiva de Libertad de Movimiento y por no haber traspuesto las garantías procesales y sustantivas de la directiva de Libertad de Movimiento”.

 

Quinta: La Comisión Europea nos ha decepcionado profundamente porque no ha tenido la valentía necesaria para abrir contra el Gobierno francés un procedimiento por discriminación ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Este es el delito más grave que, a juicio de la Unión Romaní, ha cometido el presidente Sarkozy porque perseguir, discriminar y deportar a un grupo de personas, sólo porque son gitanos, pulveriza los cimientos de la Unión Europea y convierte en letra muerta los Tratados y la Carta de Derechos Fundamentales.

 

Sexta: Contemplamos con dolor que el presidente francés, sabedor de la importancia del país que preside, conocedor de que muy pocos tendrían el arrojo de plantarle cara, se ha salido con la suya. Toda la opinión pública ha sido conocedora del duro enfrentamiento que mantuvo con el presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso a propósito de las declaraciones de la comisaria Viviane Reding. En aquella ocasión el presidente Sarkozy dijo amenazadoramente que si la Comisión Europea iniciaba contra su gobierno un expediente de infracción por discriminación lo consideraría como una “declaración de guerra”.

 

Séptima: Sin dar un solo tiro, sin sacar la espada de la vaina, Sarkozy ha ganado esta batalla. Ante si ha tenido a un rebaño de hombres y mujeres indefensos que sin más armas que las que da el coraje para no morir de hambre han aprovechado la oportunidad que le brindan las leyes para establecerse en un lugar donde, al menos, tuvieran la esperanza de sobrevivir. Su “declaración de guerra”  no ha sido contra sus compañeros del Consejo -¡que triste papel el de los gobiernos de Rumania y Bulgaria, callados como muertos!- sino contra los niños y los ancianos que se acercaron por primera vez a una tierra donde los primeros podían tener la esperanza de un futuro ilusionador en libertad y los segundos un final de sus vidas más digno del que les esperaba en sus tierras de origen.

 

Octava: El presidente Nicolás Sarkozy ha ganado esta batalla, pero no ha ganado la guerra. Porque nosotros, desde la extrema humildad de nuestros orígenes, desde la carencia más absoluta de recursos económicos, llegaremos aunque sea a rastras, ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas para que sean los jueces, los 27 jueces del Tribunal, quienes dicten una sentencia que nosotros no dudamos que será ejemplar y condenatoria contra el Gobierno francés.

 

Por la Unión Romaní

Juan de Dios Ramírez-Heredia

Presidente

 

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