13.04.2010

¿SECUESTRO POLICIAL DE UN NIÑO GITANO EN BRASIL?

Últimamente estamos viendo como las autoridades de algunos países, incluidas también las españolas, despliegan una actividad inusual y, a nuestro parecer, muchas veces desproporcionada, en defensa, ―dicen ellos― de los niños gitanos. Tanto es así que la asesoría Jurídica de la Unión Romaní está trabajando en varios casos de verdadera opresión de las familias gitanas a quienes las autoridades pretenden quitarles a sus hijos. Todos recordamos el caso del “Niño gordito de Orense” que las autoridades tanto políticas como judiciales de Galicia pretendieron arrebatar a sus padres justificando la medida en la mala alimentación que este recibía en su casa.

Desgraciadamente debemos recordar que a lo largo de la historia han sido bastantes las ocasiones en las que las autoridades del momento han querido quitarnos a nuestros hijos “para darles una vida mejor”. Sólo hay que repasar las viejas Pragmáticas o actuaciones criminales de algunos dirigentes políticos, ladrones de nuestros hijos, en tiempos de conflicto o de dictaduras. La más reciente, descubierta y sentenciada en 1973, ocurrió en Suiza donde se secuestraba a los niños gitanos ―"Kinder der Landstrasse"― para entregarlos a familias “payas” que se suponía que les educarían mejor.

No hay necesidad de quitarles los niños a sus padres. Esa solución es demasiado fácil y demasiado drástica. Una medida así sólo puede ser tomada en casos extremos y cuando razonablemente se han utilizado todas las medidas alternativas. De todas formas, la protección del niño no se agota recurriendo al ordenamiento jurídico vigente en cada momento. La protección del menor y de la familia tiene relación directa con muchos otros campos del derecho ―penal, laboral, social, etc.― y de fuera del derecho. La profesora Linacero de la Fuente ha manifestado que la tutela de la institución familiar no se limita exclusivamente al ámbito civil, (…) el incremento de la sensibilidad social hacia los problemas de la familia y, en particular, de los integrantes del grupo familiar especialmente desprotegidos (menores, mujeres víctimas de violencia de género, personas mayores, discapacitados...) va acompañada de la convicción clara de que los instrumentos legales son insuficientes y es preciso el recurso a otros medios o disciplinas extrajurídicas.

Les invitamos a ver unas imágenes de una extrema dureza. La policía brasileña tratando de arrancar violentamente de los brazos de su madre a una niña de un añito.  Mientras un agente retuerce el brazo de la joven gitana, otra mujer policía, grande y corpulenta le arranca literalmente la niña de los brazos y se la lleva al coche policial mientras la madre llora desconsoladamente. Dos días y medio estuvo la niña entre rejas. ¡Qué barbaridad! Luego, cuando la TV del país y sus Telediarios se hicieron eco de la noticia, le devolvieron la niña a sus padres.

 

Y uno se pregunta: ¿Es posible que pasen estas cosas en pleno siglo XXI?

 

Vean las imágenes.

 


 

 

 

Salud y libertad.

 

Por la Junta Directiva de la Unión Romaní

JUAN DE DIOS RAMIREZ-HEREDIA

Abogado y periodista

 

 

¿La policía secuestra niños gitanos?

La Secretaría de la Identidad y la Diversidad Cutural (SID) ha expresado públicamente su rechazo ante la actitud de la policía municipal de Jundiaí (São Paulo) que le retiró, por una decisión judicial basada en una denuncia anónima, a Dervana Dias, la custodia de su hija de un año y dos meses. 

Según la SID, que apoya las acciones en favor de la protección y la promoción de la cultura del pueblo gitano, la actitud de la policía y de la justicia local, a parte de violenta, se basó tan solo en prejuicios, puesto que la gitana estaba leyéndole la mano a los transeúntes y en ningún momento utilizó a su hija para dar lástima y pedir así limosna a la gente.

El padre Wallace Zanon, coordinador nacional de la Pastoral de los Nómadas de Brasil, también afirma que la policía actuó dejándose llevar por los prejuicios. El sacerdote, que entró en contacto con la diócesis de la ciudad de Jundiaí para pedir que la iglesia local le diera su apoyo en este caso, afirmó: “La gitana únicamente estaba leyendo la fortuna, puesto que ese es su trabajo. Yo mismo he sido testigo muy a menudo de la discriminación contra los gitanos en Brasil”.

Para el padre Zanon, todas las personas involucradas en el caso se vieron desbordadas por la situación, especialmente los policías que usaron la violencia contra la madre: “La imagen muestra claramente al policía torciéndole el brazo a Dervana que, a su vez, estaba desesperada por haber perdido a su hija”.

Según él, las declaraciones de Solange Giotto, presidente del Consejo Municipal de los Derechos de los Niños y los Adolescentes, fueron absurdas, puesto que afirmó que no había otra manera de separar a madre e hija y que la niña no sufrirá ningún trauma a causa de esta separación. La niña fue llevada a un centro y lloraba todo el tiempo y no lograba expresarse en portugués. El padre Zanon, todavía aterrorizado por los acontecimientos, se pregunta: “Cualquier otro niño quedaría traumatizado si le separaran así de los brazos de su madre, ¿por qué con un niño gitano iba a ser diferente?”.

Para la abogada del Centro de Referencia de los Derechos del Pueblo Gitano, la doctora Vanessa Martins de Souza, la escena fue chocante y la actitud de los policías llegó a ser cruel: “Ya nos hemos puesto en contacto con el Ministerio Público de Jundiaí y estamos intentando localizar a la madre, que creemos que está alojada en otro local”. Según ella nos ha informado, el Centro de Referencia, que trabaja conjuntamente con la Secretaria de Derechos Humanos del Presidente de la República y con la Pastoral de los Nómadas para la Protección de los Gitanos, está intentando reunir a todos los órganos con competencias en este asunto y ha ofrecido sus servicios a la madre, que pudo recuperar a su hija el 18 de marzo después de una audiencia con el juez, para presentar su defensa ante el tribunal de Jundiaí.

 

(Heli Espíndola-Comunicação/SID)

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