25.03.2010

El primer ministro de Turquía se reúne con más de 16.000 gitanos

El 14 de marzo se reunieron en el Centro Deportivo de Abdi Ipekci unos 16.000 rromà provenientes de todas partes de Turquía para escuchar las declaraciones del Ministro de Estado; Faruk Celik; Elena Tsetsekou (Directora del Programa para la Unidad del Consejo dedicada a los rromà y traveler de Europa); el doctor Ivan Ivanov (Director de la Oficina Europea de Información para los Rromà) y el Primer Ministro de Turquía, el señor Tayyip Erdogan. Estos hablaron sobre la situación de los rromà y sus deseos de un cambio positivo en el futuro. El compromiso del gobierno liderado por el AKP (Adalet ve Kalkinma Partisi) de conseguir un cambio significativo en el sistema sanitario, en las oportunidades educativas, en el empleo y en la vivienda para los gitanos de todo el país, es una de sus prioridades consecuencia de  la “apertura democrática”.

 

"Vuestro sufrimiento también es el mío"

El señor Erdogan habló de su infancia en el vecindario gitano de Kasimpasha (Estambul) y de cómo creció junto a ellos considerándolos “hermanos y hermanas”, cosa que le hizo entender su situación desde ya muy joven. Su discurso fue aclamado con gran entusiasmo por los rromà y a cada intervención suya le siguió un ensordecedor aplauso acompañado del sonido de los tambores davul, asociados con los músicos romanlar en los tiempos del Imperio Otomano. Cuando el señor Erdogan remarcó la situación de los rromà en muchos países de Europa y mencionó la persecución y el sufrimiento a los que se enfrentaban a causa de las deportaciones y la exclusión, quiso centrar la atención en el gran cambio que este encuentro representaba a nivel político en Turquía y hacer hincapié en la necesidad de este nuevo enfoque positivo en un momento en el que las actitudes gubernamentales en el resto de Europa son muy negativas.

El impacto real de la iniciativa del señor Erdogan y la “apertura democrática” para los rromà turcos, como ciudadanos con iguales derechos y amparados por la Constitución, todavía está por ver. Si los recientes ataques contra la comunidad gitana de Manisa, o la destrucción de los barrios gitanos en Estambul, Mersin, Diyabakir y otras ciudades turcas, cesarán, también está por ver, teniendo en cuenta la compleja situación política que esta serie de iniciativas democráticas ha desatado (con las poblaciones kurda y aleví). La creciente polarización de la sociedad turca con respecto a estos temas ha llevado a una situación fraccionaria en la que los que dan apoyo a estos movimientos son acosados de manera incesante por los que representan la antigua alianza tradicional, secularista, militar y política de Turquía.

Las diferentes versiones de la modernización en Turquía compiten para alzarse con el dominio y cabe la posibilidad de que la población gitana se vea atrapada entre las dos. El encuentro del día 14 indica que las fuerzas para la democratización son capaces de dirigir la agenda de la inclusión social en direcciones específicas y fomentar el apoyo de las organizaciones rromà europeas y de las instituciones internacionales que promueven los derechos de los rromà. Sin embargo, en Turquía estas innovaciones en ocasiones acaban siendo rechazadas, como mostraron la historia de finales del Imperio Otomano y la de la República. De todos modos, la atmósfera que se respiró aquel día fue la de una promesa positiva y la del tan esperado reconocimiento del pueblo gitano como ciudadanos de iguales derechos.

 

(Adrian Marsh, investigador de “estudios gitanos”)

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