05.10.2009

En defensa del pueblo gitano

Este es un magnífico testimonio de un gitano, Antonio Jiménez León, que en 1954, es decir, en el apogeo del régimen franquista, escribió replicando a uno de los periodistas más famosos, brillantes y reconocidos de la prensa española.

Nos complacemos en reproducirlo en homenaje a Antonio Jiménez León, que tuvo la fuerza y el valor de manifestarse tan brillantemente en defensa de nuestra comunidad. Testimonio que tiene el mérito añadido, tal y como nos confiesa su nieto Rafael, de haberlo escrito después de que “exterminaran a su familia, en defensa, no de la raza, sino de algo tan moderno como el artículo 14 de nuestra constitución”.

 

Juan de Dios Ramírez-Heredia

 

 

Carta abierta

 

Utrera, 24 de Agosto de 1954.

 

Sr. D. Manuel Sánchez del Arco.

 

Muy señor mío: Difícil va a serme lograr que usted me entienda; su superior conocimiento está muy por encima de mis pobres y deshilvanadas palabras; pero soy gitano y mi cultura rudimentaria no da de sí mejor elocuencia.
No obstante, haciendo alarde de un desmedido valor literario me atrevo, con todos los respetos que me merecen su preclaro talento y su moralidad sin mácula, a salirle al paso de unas acusaciones que lanza desde las columnas del periódico ABC de 22 de los corrientes, contra toda la raza gitana.

En dicho artículo, obra de arte del bien decir, pinta usted a los gitanos como sólo puede hacerlo un consumado maestro de la palabra. Estoy seguro de que si yo no fuera gitano, me pondría incondicionalmente de su lado; tan contundente y explícito se muestra en sus aseveraciones; pero, gracias a Dios, soy de esa raza, y, como es lógico, y natural, sería un traidor a ella si me pusiera de su parte; sería tan traidor a ella como esos gitanos criminales que asesinan sin ton ni son, como si gitanos no fueran.

Soy el primero en proclamar a todos los vientos que debe acabarse con el crimen; con todo lo denigrante, con todo lo calamitoso, con el delito, en fin; pero no soy consecuente con el exterminio  de toda una raza (poco menos pide en su artículo mencionado). En todas ellas existen buenos y malos. Y no porque Judas, Herodes, Nerón, Luis Candela, El Pernales, “El Cristo”, Juan Palomo, “El Viva”, El estrangulador de Londres, el asesino de las estanqueras de Sevilla, el de la ribera del Guadalquivir, muy reciente, y una interminable lista de delincuentes, no fueran gitanos, clamó nadie el exterminio o la deportación de toda la raza “gaché” ; tampoco lo era quien robó las joyas a la Virgen de los Reyes, ni quien ordenó el lanzamiento de la bomba atómica. En América, cuajada de gansters y criminales históricos, nunca gritó nadie el arrasamiento de tal o cual raza, sino contra los autores de estos hechos execrables.

Pero usted llega más lejos; usted quiere reunir a todos los gitanos y enviarlos a la india, pues de allí nos considera dependientes. Y entre tantos pobladores que tuvo nuestro suelo ¿saben muchos de dónde proceden?
Como digo antes, los hay malos, perversos, merecedores del exterminio… pero también trabajadores (aunque usted se ría), honrados, buenos, igual que el pobre sereno vilmente asesinado. Y estos no deben ser considerados como “plaga”; estos no deben ser eliminados a culatazos. Hay que distinguir entre ellos; hay que tener en cuenta que entre doce apóstoles hubo un traidor, y nadie gritó el exterminio de los doce.

Para terminar le diré que también hay gitanas que no son malas. Se da el caso curioso de que en esta raza (que tan detestable le es) no existió nunca entre sus mujeres una espina. Se da el caso curioso también (por tratarse de ellas) de que no abundan las adúlteras y hasta llega a producirse la paradoja de que muy pocas, me parece que ninguna, lleva un hijo al Hospicio o a Casa Cuna.

Existe, sí, como bien dice usted, “una cochambre calé”. Sin discusión alguna. Pero permítame que afirme, a mi vez, que existe otra “cochambre” que no lo es; y con las dos “cochambres” debe acabarse, pero no con las dos razas, pues de ello se encargarán, de no remediarlo Dios, las bombas atómicas.

Y nada más. Sólo añadir que el crimen es crimen sea de la raza que sea el criminal, y parece ser que usted no lo considera así cuando es gitano el matador; de otra manera, no se comprende que leyendo a diario crímenes y más crímenes de sujetos no “calés” , lance contra esta raza tan insultantes improperios.

Debió cerciorarse antes de la filiación y raza a que pertenecen todos los criminales que en el mundo han sido, y seguro que hubiese sacado la consecuencia de que de todo hay en la viña del Señor.

 

Atentamente, le saluda un gitano de Utrera.

 

Antonio Jiménez León.

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