03.12.2008

Censos

por Antonio Vargas Ferrés

Leo, el pasado día 23 de octubre, en un  periódico de cierta importancia, la siguiente información: “El ministro del Interior italiano, Roberto Maroni, anunció ayer que, según los primeros datos extraídos de los censos de los asentamientos gitanos de Nápoles, Milán y Roma, éstos acogen a 12.346 personas, mientras que calculan que otros 12.000 se marcharon a España, Francia y Suiza.” Más adelante dice: “Maroni calificó esta “marcha” como uno de los “efectos más importantes de los censos.” Por último dice: “Si estos ciudadanos no cuentan con el permiso de trabajo “serán expulsados tras ser identificados”.

Por el fin el señor Berlusconi y sus aliados neofascistas se quitan la careta. Por la boca muere el pez. Queda claro cuál es su propósito más querido: expulsar de Italia a los gitanos sin especificar si se trata de italianos o foráneos. Es decir, que no se trata de echar fuera a los inmigrantes sin papeles, sino de echar a los gitanos fuera de Italia. Seguro que, ante esto, los cadáveres del Duce y del Fürher bailan de alegría en sus tumbas, mientras que los confiados ciudadanos de bien, gitanos o no-gitanos, los creíamos enterrados y bien enterrados, ellos y sus seguidores.

Por otra parte, si de papeles en regla se trata, ¿Por qué no investigan a la cantidad de ciudadanos italianos no-gitanos que seguramente no los tienen? Está claro: los no-gitanos parecen tener derecho a la presunción de inocencia propia de los ciudadanos de países democráticos, mientras que los gitanos son, en principio y según ellos , ¿ciudadanos? sospechosos  de Dios sabe cuántas cosas. ¿Les suena a algo? A mí, personalmente, que ya tengo edad para ello, me suena a una cosa, anterior a 1975, que se llamaba “Ley de Vagos y Maleantes.

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