27.11.2008

Los vecinos aclaman a los neonazis en Litvínov y los analistas advierten de una “guerra étnica”

Esta semana el primer ministro checo, Mirek Topolánek, sumó su apoyo a los llamamientos para disolver el Partido Obrero de extrema derecha, a raíz de la atroz violencia que ha tenido lugar en el país durante los últimos ocho años. Los conflictos se desencadenaron en la ciudad de Litvínov, cuando unos 600 cabezas rapadas neonazis intentaron manifestarse en una urbanización de viviendas subvencionadas habitada por miembros de la minoría romà. El hecho de ver a los vecinos aclamando a los cabezas rapadas e instando a la policía para que les dejara atacar a sus vecinos gitanos, ha hecho que algunos alerten de un inminente conflicto étnico.

Una guerra de palabras se desata en Litvínov (a unos 80 quilómetros al norte de Praga) cuando los cabezas rapadas neonazis se encuentran cara a cara con los gitanos locales, los antidisturbios separan a los dos grupos con un cordón policial. Los enfrentamientos verbales no tardan en convertirse en algo más grave y la policía dispara granadas aturdidoras y rocía con gas a los 600 manifestantes de extrema derecha.

El día empezó con una reunión autorizada aunque ampliamente vigilada por la policía. Dicha reunión estaba organizada por el Partido Obrero, una pequeña facción de extrema derecha vinculada con grupos neonazis. Empezó de manera bastante pacífica, pero la situación empeoró cuando los organizadores propusieron a la multitud manifestarse en una urbanización de viviendas subvencionadas de una zona de Litvínov llamada Janov. Esta urbanización alberga a una gran cantidad de familias romà de bajos ingresos y sus vecinos checos llevan tiempo quejándose del ruido y la suciedad.

Una grabación muestra como algunos vecinos aclamaron a los neonazis y varias docenas se unieron a ellos. La multitud grita: “¡Dejadles pasar! ¡Dejadles pasar!” –en pocas palabras instan a la policía antidisturbios que protege a los gitanos para que dejen que los cabezas rapadas les ataquen-. Poco después gritan a sus vecinos romà situados a pocos metros de distancia: “¡Vienen a por vosotros!”. Los periodistas locales afirman que algunos vecinos permitieron que los cabezas rapadas almacenaran armas en sus apartamentos días antes de la manifestación y que después les dieron refugio para huir de la policía. Todo esto, según afirman grupos que realizan la supervisión del radicalismo de extrema derecha, no tiene precedentes.

Klára Kalibová, abogada del grupo Tolerance, declara: “Algo ha cambiado en Janov. El problema de que varios cientos de neonazis se manifestaran en la calle ya existía; pero en Janov se desató una pelea real, una pelea que contó con el apoyo de gente corriente de la República Checa y ahí es donde reside el problema. Así que hay algo que marcha muy mal. No puedo predecir –muy seriamente– el desarrollo, pero puedo afirmar que la situación es muy crítica. Si no se hace nada, podría desatarse la violencia y haber muertes, podría llevar a una guerra interétnica.”Varios observadores se han hecho eco de este punto de vista; entre ellos, Ivan Gabal, un destacado sociólogo, que manifiesta en su último blog que la República Checa está entrando en una era de conflicto étnico. Eso todavía está por ver, pero el Partido Obrero ya amenaza con nuevas manifestaciones en Litvínov, el conocido gueto romà de Janov en Most, e incluso en Žižkov (Praga), que ha albergado durante décadas a una gran minoría romà.

 

Rob Cameron

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