Hay que poner freno a la persecución de los gitanos en Italia

    06.11.2007 /La Unión Romaní se ha dirigido al Presidente de la República así como al Primer Ministro italiano con el fin de rogarle que ponga freno a la persecución que están sufriendo los gitanos rumanos en su país. Al  mismo tiempo ha cursado sendos telegramas al Presidente del Parlamento Europeo y al Presidente de la Comisión Europea con el fin de que intervengan activamente para controlar la persecución racista que padecen los gitanos en Italia.
    Simultáneamente, y en colaboración con las organizaciones gitanas más representativas de Europa se están estudiando acciones de protesta con el fin de recabar el apoyo de todos los demócratas europeos en la defensa de los Derechos Humanos de quienes, siendo inocentes, se ven agredidos, vilipendiados y estigmatizados por delitos que no han cometido. Al fin y al cabo, como la propia Comisión reconoce, cada expulsión “debe estar motivada por la situación individual” de personas específicas, y “no debe significar una expulsión en grupo” de colectivos en atención a su origen geográfico.
    A continuación adjuntamos  unas reflexiones firmadas por el presidente de la Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez-Heredia, inspiradas en la dura situación que están sufriendo los gitanos en Italia.

 

Hay que evitar que el tigre terrible, que es la furia xenófoba, la bestia racista, se descontrole

El pasado día 31 de octubre una mujer italiana fue asesinada en Roma y el sospechoso es un ciudadano rumano de origen gitano.  Este hecho triste, lamentable, condenable sin ningún tipo de atenuante debe ocasionar que la justicia actúe diligentemente y si se demuestra que ha sido él el causante de la muerte de la pobre señora, dé con sus huesos en la cárcel donde debe pudrirse el resto de sus días. Pero no ha sido así. Inmediatamente se ha desatado una oleada de comentarios en los medios de comunicación italianos, ¡y rumanos!, culpabilizando a todos los gitanos de cualquier acto criminal aunque éste haya sido cometido por una sola persona. ¡Cuánto sabemos de esto los gitanos españoles!
    Sabíamos que más temprano que tarde se habría de producir la razzia contra los gitanos. Lo veíamos venir. Los racistas estaban calentando motores. Y por fin sonó el clarinazo para que la jauría desatara sus instintos más primitivos y se lanzara a la captura de cualquier gitano —el hecho de ser rumano no es más que un accidente provocado por el gran número de ellos que viven entre nosotros—. Por eso los racistas están de enhorabuena. Para ellos la época de las cámaras de gas de los nazis ha quedado muy lejana. Hay que repetir aquella terrible historia, hay que darle carne a la fiera. Así, mientras destrozan a los gitanos rumanos, dando igual que sean inocentes, niños o mujeres, algunos ciudadanos de nuestra vieja, culta y progresista Europa no se ocuparán de las injusticias que ellos mismos padecen o de las frustraciones que sus progresistas gobernantes están generando en la sociedad.  Pan y circo para el pueblo, como daban los viejos y corruptos emperadores romanos. Vamos a animar el cotarro, vamos a hacer que el pueblo se olvide por unos días del paro, de la recesión económica, de las crisis internas provocadas por la ineptitud de la clase gobernante, y vamos a organizarles la cacería del zorro. A por los gitanos, a por los gitanos rumanos, a por ellos...
    ¿Cómo, si no, pueden interpretarse las palabras del Comisario Franco Frattini, que es vicepresidente de la Comisión Europea, encargado de los asuntos de justicia, libertades y seguridad, pronunciadas el pasado día tres de noviembre? Fíjense cuanta irresponsabilidad o cuanto odio racista debe tener concentrado este militante de Forza Italia que fue Ministro con Silvio Berlusconi, para haber declarado lo siguiente:
    “Lo que hay que hacer es simple. Ir a un campamento gitano en Roma, por ejemplo, y preguntarles: ¿Me pude decir dónde vive?. Si contestan que no lo saben, cogedlos y enviadlos a Rumanía. Así es como la Directiva europea trabaja. Es sencillo y seguro”.
    Líbrenos Dios de políticos tan irresponsables. Así empezó el holocausto, porque las palabras de Franco Frattini van a ser aplaudidas muy fuertemente por la masa, como en su día las consignas de Hitler fueron seguidas y aplicadas por millones de ciudadanos, mientras que la mayoría de las personas bien pensantes permanecían en silencio.
    “Hay palabras que matan” dijeron un día, solemnemente los Obispos franceses a propósito de las manifestaciones racistas del partido de Le Pen. Nosotros añadimos que, efectivamente, palabras como las del Comisario Franco Frattini también matan. Me horroriza pensar las consecuencias que podrá tener el mandato de este insensato político: a quien no sepa decir donde vive, ¡cogedlo y enviadlo a Rumanía! No ha habido que esperar mucho tiempo. 

La razzia ya ha empezado

En Roma, unos atacantes enmascarados armados de cuchillos, garrotes y bastones apuñalaron y golpearon a cuatro rumanos cuando salían de un supermercado el viernes por la noche. Una de las víctimas está grave. En Génova se firmaron 17 órdenes de expulsión y otras tres más en Roma el pasado sábado. Las autoridades italianas destruyeron el sábado un campamento gitano y expulsaron de urgencia al menos a 39 ciudadanos rumanos sin tener la posibilidad de defenderse ante la justicia. Otro rumano fue apuñalado y otros dos apaleados por un grupo de italianos encapuchados, mientras los actos xenófobos contra los rumanos se multiplican en Italia. Así, el “Grupo Armado para la Purificación Étnica” (GAPE) de Livorno, se ha responsabilizado del incendio en el que hace algunos días perecieron carbonizados cuatro niños gitanos rumanos de entre 4 y 11 años. En una carta enviada a la prensa italiana, estos malditos nazis dieron un ultimátum a los gitanos de Italia para que abandonen el país en un plazo de 20 días. En caso contrario, amenazaron con otros atentados de consecuencias mucho más graves contra nosotros, los gitanos.

Cuando la política electoral lo ensucia todo

De todos es sabido que la extrema derecha ha hecho siempre bandera de su lucha contra la inmigración y las minorías. Las soflamas de Le Pen contra quien tantas veces me he tenido que enfrentar en el Parlamento Europeo, están encontrando eco en partidos democráticos, tanto de derechas como de izquierda, que bajo ningún concepto pueden aceptar el comportamiento del Gobierno italiano, abiertamente contrario a las leyes comunitarias y al espíritu de la propia constitución de la Unión Europea. Ni la derecha democrática y moderna de Europa como tampoco la izquierda que se define tolerante y progresista pueden permanecer en silencio ante el atropello que se está cometiendo en Italia. Hay actitudes y compromisos en la vida política que no se pueden ensuciar por la conquista de unos miles de votos otorgados por una inspiración absolutamente despreciable.
    Por suerte las reacciones no se han hecho esperar ante el cariz que han tomado los acontecimientos: el Vaticano ha declarado que "hay que superar la desconfianza general hacia los gitanos" y el propio primer ministro italiano, Prodi, está siendo duramente cuestionado por su comportamiento. Emma Bonino, la que cuando fue Comisaria Europea tanto visitó España, ha criticado al gobierno italiano del que es Ministra de Política Europea y Comercio Internacional por la forma "desconcertante del método usado, que supone una aceleración emotiva lejana del rigor que las instituciones deberían mantener". Con absoluta claridad ha manifestado que si "después de los judíos, albaneses y árabes, ahora toca tachar de criminales a los rumanos".
    Mario Clemente Mastella que es el Ministro de Justicia italiano, antiguo militante de la Democracia Cristiana ha dicho con toda rotundidad :"No a un autoservicio de la justicia", al recordar que "también los italianos fueron un pueblo de emigrantes, que llevaron cosas buenas y cosas malas, como la mafia a los EEUU".
    Nosotros nos quedamos con el mensaje angustiado que ha lanzado Giuliano Amato, viejo militante socialista, que ha sido Primer Ministro en Italia en dos ocasiones y ahora es el Ministro del Interior en el gobierno de Prodi: “Debemos evitar —ha dicho— que este tigre terrible, que es la furia xenófoba, la bestia racista, se descontrole."

Juan de Dios Ramírez Heredia.

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